Un discípulo tenía una gran tendencia a enredar los pensamientos. No podía evitarlo. Tal era la naturaleza de la mente. Necesitaba no sólo pensar, sino pensar y pensar sobre lo ya pensado. Llevaba meses reflexionando sobre un asunto que no podía resolver: cuando uno siente dicha, ¿es por el estímulo agradeble que proviene del exterior o porque la dicha está en uno mismo? y ¿quién experimenta la dicha o dónde la dicha se experimenta? No era capaz de resolver el dilema. Se encontraba en un callejón sin salida. Atormentado, acudió a visitar a un Yogui que vivía en una casita a las afueras del pueblo.
-Estoy muy desconcertado- confesó abiertamente el discípulo-. Me pregunto una y otra vez , si cuando experimento la dicha es por el objeto exterior o porque la dicha está dentro de mi interior. Si está dentro de mí mismo, ¿dónde se encuentra, por qué?
El Yogui sonrió y le invitó a una taza de té.
-¡Quédate conmigo unos días! Tal vez pueda serte de alguna ayuda.
Transcurrienron los días. El Yogui se limitaba a guardar silencio, excepto para referirse a asuntos cotidianos.
Daba de comer al su invitado y le había preparado un jergón para que durmiera. Pero no le instruía espiritualmente en absoluto. Ya el visitante comenzaba a hartarse, pasando privaciones, para no obtener ninguna enseñanza reveladora. Pero un día el Yogui le dijo:
-Acompáñame.
El visitante siguió al Yogui. Ambos llegaron a un descampado.Allí observaron a un peroo escuálido que estaba royendo incansablemente un hueso. El Yogui dijo:
- El amigo perro está royendo un hueso totalmente seco, calcinado. Pero él cree que le sacará sustancia. ¿Sabes por qué?
- En absoluto-- repuso de mala gana el visitante, pensando qué tenía que ver el perro en lo que a sus divagaciones mentales se refería.
- Al roer el hueso seco, el perro se hiere sus propias encías y éstas derraman sangre. El perro, al saborear su propia sangre, creé que le está sacando una buena sustancia al hueso.
Y yo te pregunto: ¿La sustancia que él saborea y le hace tan dichoso, la está encontrando fuera o dentro de él?---
El visitante comprendió. El Yogui añadió:
-La fuente de la dicha está dentro de uno. Como no la hemos hallado, sólo se destella cuando algo amable nos sucede, pero la dicha la experimentamos dentro y no fuera. Si aprendes a volverte hacia ti, más allá del pensamiento, beberás dierctamente del manantial de tu alegría.
Enseñanza:
"EL PENSAMIENTO ES EL EGO"
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